Cuaresma: tiempo para renacer

“Durante la Cuaresma –que comienza el Miércoles de Ceniza y termina el Domingo de Ramos- los cristianos recordamos que somos un pueblo que quiere ir buscando su buen “tono musical” para ser buena música. Sin descanso, con su Palabra y con su amor, Jesús será esa clave que nos ayudará a dar el tono adecuado a nuestra melodía, a nuestra vida. Es tiempo de afinar bien nuestra vida.

Es un tiempo en el que no debemos temer avanzar y encontrar que necesitamos seguir afinando muchas cosas de nuestra vida que tenemos desafinadas, porque no hacemos el bien, no buscamos estar tiempos con Jesús, porque no compartimos o somos egoístas… Con Jesús que nos da la Clave, sabemos que la melodía sonará a la alegría y la esperanza de la Pascua y que esa alegría no se acabará jamás.

Cuarenta días de camino interior que lleva a la plenitud de sentirnos amados por un Dios que apuesta por el ser humano. Por eso, Cuaresma es sinónimo de transformación, de seguir la invitación de Jesús a Nicodemo, para nacer de nuevo en el Espíritu.

Hozana propone un retiro en línea muy llamativo para vivir esta Cuaresma llamado “Renacer y Crecer”, una serie de cuarenta meditaciones en audio, presentadas en cinco etapas, una por semana, del 17 de febrero al 4 de abril. A lo largo de este camino, los participantes serán invitados a trabajar de manera creativa su transformación de la mano de Dios.

 

Este retiro será animado por el padre jesuita Luis Raúl, quien propone desde ya unas pistas de reflexión para iniciar en gran camino de Cuaresma:

 

  1. La Cuaresma es desierto. Es sequedad, soledad, ayuno, austeridad, rigor, esfuerzo, penitencia, peligro, tentación…
  2. La Cuaresma es perdón. Las historias bíblicas son un menú continuo de ello.
  3. La Cuaresma es encuentro, es abrazo de reconciliación como en la parábola del hijo pródigo o en la conversión de Zaqueo o en el diálogo de Jesucristo con la mujer adúltera.
  4. La Cuaresma es luz, como se pone en evidencia, por ejemplo, con el evangelio del ciego de nacimiento.Es el tránsito de las tinieblas a la luz. Jesucristo es la luz del mundo.
  5. La Cuaresma es salud, símbolo manifestado en textos como la curación del paralítico o la sanación del criado del centurión.
  6. La Cuaresma es agua. Es el tránsito de la sed de nuestra insatisfacción al agua viva, el agua de Moisés al pueblo de Israel en el desierto o de Jesús a la mujer samaritana.
  7. La Cuaresma es superación victoriosa de las pruebas y dificultades. Es liberación, triunfo. Algunas figuras bíblicas, que sufren graves peligros y vencen en la prueba…
  8. La Cuaresma es cruz. Signo y presencia permanente durante todo este tiempo… no para quedarnos en lo doloroso, sino en cambiar el luto en danza, dar el paso a la luz…
  9. La Cuaresma es transfiguración. Renovación desde dentro a fuera y ser reflejo que se lleva la luz por dentro y se evidencia en el amor, servicio, entrega….
  10. La Cuaresma es esfuerzo por quitar el fermento viejo e incorporar la levadura nueva de la Pascua resucitada y resucitadora… fuerza activa de vida nueva.

 

Renacer de las cenizas…es la vida nueva que viene de dejar a Dios ser Dios en nosotros y disponer la vida y la historia para retomar el camino de la plenitud.

Este tiempo de cuaresma ofrece a la luz de las lecturas del calendario eclesial la oportunidad de madurar en la vida de fe por medio de un camino de oración diaria, para asumir la crisis y crecer cual creaturas amadas del Dios de la vida.

 

Padre Luis Raúl Cruz, S.J. de Hozana

¿Cuál es el significado de la Ceremonia de la Ceniza?

Ya en el Antiguo Testamento los hombres se cubrían de cenizas cuando querían expresar su dolor y humillación.

La Iglesia nos indica, en las oraciones que recitan sus ministros, el significado que tiene la ceremonia del miércoles de ceniza: “Oh Dios que no queréis la muerte del pecador sino que se convierta, escuchad con bondad nuestras oraciones y dignaos bendecir estas cenizas que vamos a colocar sobre nuestras cabezas. Y así, reconociendo que somos polvo y al polvo volveremos, consigamos mediante la observación de la Cuaresma, obtener el perdón de los pecados, y vivir una vida nueva a semejanza de Cristo Resucitado”. Así pues que es la Penitencia lo que la Iglesia nos quiere enseñar mediante la ceremonia de ese día.

Algo de Historia

Ya en el Antiguo Testamento los hombres se cubrían de cenizas cuando querían expresar su dolor y humillación, como se puede leer en el libro de Job. En los primeros siglos de la Iglesia, los penitentes públicos, se presentaban ese día a los obispos o a los penitenciarios: pedían perdón revestidos de un saco, y como señal de su contrición se cubrían las cabezas con ceniza. Pero, como todos los hombres son pecadores, dice San Agustín, esa ceremonia se extendió a todos los fieles, para recordarles el precepto de la Penitencia. No había excepción alguna: pontífices, obispos, sacerdotes, reyes, almas inocentes, todas se sometían a esa humillante expresión de arrepentimiento.

Tengamos los mismos sentimientos: deploremos nuestras faltas al recibir de las manos del ministro de Dios la ceniza bendita por las oraciones de la Iglesia. Cuando el sacerdote nos diga “recuerda que eres polvo y al polvo has de volver” o “convertíos y creed en el Evangelio” mientras nos impone la ceniza, humillemos nuestro espíritu por el pensamiento de la muerte que reduciéndonos al polvo, nos pondrá bajo los pies de todos. Así dispuestos, lejos de complacer nuestro cuerpo destinado a deshacerse, nos decidiremos a tratarlo con dureza, a refrenar nuestro paladar, nuestros ojos, nuestros oídos, nuestra lengua, todos nuestros sentidos; a observar en lo más posible el ayuno y la abstinencia que la Iglesia nos prescribe.

El pecado mortal, la muerte del alma

Dios mío, inspiradme verdaderos sentimientos de humildad, mediante la consideración de mi nada, de mi ignorancia y de mi corrupción. Dadme el mayor arrepentimiento posible de mis iniquidades, que hirieron vuestras infinitas perfecciones, contristaron vuestro corazón de padre, crucificaron a vuestro Hijo dilecto, y me causaron un mal mayor que la pérdida de la propia vida del cuerpo, puesto que el pecado mortal es la muerte del alma y nos expone a una muerte eterna.

La Iglesia siempre amonestó a sus fieles a no contentarse solamente con las señales externas de la penitencia, sino también a embeberse del espíritu y los sentimientos de esta. Ayunemos –dice la Iglesia- como el Señor desea, pero acompañemos el ayuno con lágrimas de arrepentimiento, postrándonos ante Dios y deplorando nuestra ingratitud en la amargura de nuestros corazones. Pero esa contrición, para ser provechosa debe estar acompañada de confianza. Por eso la Iglesia siempre nos recuerda que nuestro Dios está lleno de bondad y misericordia, siempre listo a perdonarnos, lo que es un fuerte motivo para esperar firmemente la remisión de nuestras faltas si de ellas nos arrepentimos. Dios no desprecia jamás un corazón contrito y humillado.

Ser generoso, confiando en Dios

La liturgia termina exhortándonos a que tomemos generosas resoluciones confiando en Dios: “Pecamos, Señor, porque nos olvidamos de Vos. Volvamos otra vez al bien antes que la muerte llegue y ya no haya tiempo. Óyenos Señor, ten piedad porque pecamos contra Vos. Ayúdanos oh Dios Salvador, por la gloria de vuestro nombre, libertadnos”. El pensamiento de la muerte nos invita a vivir todavía más santamente, ¡y cuán eficaz es recordar eso!

Al borde de la tumba y a la puerta del Supremo Tribunal, ¿quién se atrevería a enfrentar a su Juez, ofendiéndolo y rechazando el arrepentimiento o viviendo en la negligencia, la tibieza y la relajación? Coloquémonos espiritualmente en el que va a ser nuestro lecho de muerte y armémonos de los sentimientos de compunción que para ese momento quisiéramos tener. Depositad vuestra confianza en la misericordia divina, en los méritos de Jesús y en la intercesión de la divina Madre. Prometamos al Señor:

– 1° cortar pensamientos, conversaciones y toda clase de procederes que le desagradan;

– 2° vivir cuanto sea posible en la soledad, en el silencio y, sobre todo, en el recogimiento interior que favorece vuestro espíritu de oración y os separa de todo lo que no es Dios.

(Adaptado de Miércoles de Ceniza, en “Meditaciones para todos los días del año”, P. Luis Bronchaín CSSR, Petrópolis, Editora Vozes, 1.949 – 2ª. Edición en portugués, pags. 132-134)

Redacción (17/02/2021 12:32, Gaudium Press)

¡Dos propuestas para Cuaresma en Hozana!

En el post de hoy nuetros amigos de Hozana nos traen una invitación…
Este año, Hozana propone dos retiros inéditos y diferentes para vivir el tiempo de Cuaresma, para ayudar a quien lo desee a caminar hacia la Pascua. ¡Descúbralos e inscríbase hoy al que más le guste!

Lourdes, Mediación Universal de la Virgen y el Reino de María

Decía Plinio Corrêa de Oliveira que Lourdes era el anuncio de que Ella ejercerá su poder y ejercerá de forma inédita su reinado.

Santa Águeda, mártir; protectora contra las enfermedades mamarias

Los católicos conmemoran hoy, 5 de febrero, la memoria de Santa Ágata o Santa Águeda, cuya intercesión la Iglesia determinó que se invocara diariamente en la Santa Misa.

Santa Ágata o Santa Águeda es una de las heroínas más gloriosas de la Iglesia primitiva. La Iglesia determinó que su intercesión se invocara diariamente en la Santa Misa. Nacida en Sicilia, perteneció a una de las familias más nobles del país. Aún muy joven, Ágata se consagró a Dios mediante el voto de castidad.

Santa Ágata perseguida por ser cristiana

El gobernador Quintiano, habiendo oído hablar de la belleza y gran riqueza de Ágata, acusada del delito de pertenencia a la religión cristiana, le envió una orden de captura. La Santa, viéndose en manos de los perseguidores, exclamó: “Jesucristo, Señor de todas las cosas, ves mi corazón y conoces su deseo. Toma posesión de mí y de todo lo que me pertenece. Tú eres el Pastor, Dios mío; Yo soy tu oveja. Hazlo digna de vencer al diablo ”.

De pie frente al gobernador, éste comprobó su extraordinaria belleza y fue tomado por una pasión violenta y le hizo propuestas indecorosas. Ágata, indignada, rechazó las desvergonzadas impertinencias y declaró allí mismo que prefería morir antes que empañar su nombre de cristiana.

Un plan diabólico contra Santa Ágata

Quintiano, falsamente, dio muestras de renunciar a sus malos deseos para lograr cosas aún peores. Ordenó que la doncella fuera entregada a una tal Afrodisia, una mujer de pésima fama, para que, al vivir con esta mala persona, Ágata cediera. En esto estaba totalmente equivocado, porque no conocía las virtudes de Ágata: Afrodisia no logró nada y luego de un trabajo inútil de treinta días, le pidió a Quintino que sacara a Ágata de su casa.

Comienza el martirio de Santa Ágata

Entonces comenzó el martirio de la noble siciliana. Habiéndola citado ante la corte, el gobernador la apostrofó con estas palabras: “¿No te da vergüenza degradarte a la esclavitud del cristianismo, cuando perteneces a una familia noble?”

Ágata respondió: “La esclavitud de Cristo es libertad y está sobre todas las riquezas de los reyes”. En respuesta a esta afirmación fue abofeteada, de forma tan brutal, que se le provocó hemorragias en el rostro. Luego de esta y otras brutalidades, la virgen fue encarcelada y amenazada con poder sufrir mayores torturas si no decidía abandonar la religión de Jesucristo.

El gobernador tirano cumplió sus promesas ordenando que la doncella se extendiera sobre una mesa y que le desarticularan las extremidades, que quemarán todo el cuerpo de Agate con planchas de cobre calientes, que se trituraran los senos con torsiones y luego se cortaran. Refiriéndose a esta última brutalidad, Ágata le dijo al juez: “¿No te da vergüenza mutilar a la mujer, qué te dio tu madre para amamantarte?”

Santa Ágata devuelta a la prisión: el milagro de la curación

Después de esta tortura, Agata fue devuelta a prisión, entregada a sus dolores, sin que se le administrara el más mínimo tratamiento. Sin embargo, Dios, que confunde los planes de los hombres, acudió en ayuda de su pobre sierva. Durante la noche se le apareció un venerable anciano, quien afirmó ser enviado por Jesucristo, para brindarle alivio y curarla.

El anciano, que era el apóstol San Pedro, elogió su entereza y la animó a seguir con firmeza el camino de la victoria. La visión desapareció y Ágata con gran admiración se encontró completamente restaurada, incluso con sus pechos curados.

Llena de gratitud, cantó canciones alabando la misericordia y la bondad de Dios. Los guardias, escuchándola cantar, abrieron la puerta de la prisión y, al ver a la Mártir completamente curada, huyeron aterrorizados.

Los compañeros de prisión de Ágata le aconsejaron que huyera, aprovechando una ocasión tan favorable para ello. Sin embargo, ella dijo: “Dios no permita que deje la arena antes de tener la palma de la victoria en mi mano”.

Santa Ágata ante el juez una vez más

Pasaron cuatro días y fue nuevamente presentada al juez. Su asombro fue grande, mezclado con pavor y admiración, al verla completamente restaurada.

Ágata le dijo: “Mira y reconoce la omnipotencia de Dios, a quien adoro. Fue él quien curó mis heridas y restauró mis senos. ¿Cómo puedes, pues, exigirme que lo abandone? No, no puede haber tortura, por cruel que sea, que me separe de mi Dios”.

Más tormentos… y los castigos de Dios

El juez ya no pudo contenerse. Ordenó que se hiciera rodar a Ágata sobre vidrios rotos y brasas. En el mismo momento, la ciudad fue sacudida por un fuerte terremoto. Un muro, muy cerca de Quintiano, se derrumbó y enterró a dos de sus amigos.

El pueblo, ante esto, ya no se contuvo y en voz alta exigió la liberación de la Mártir, diciendo: “Aquí está el castigo que vino, por el martirio de la noble doncella. ¡Deja ir a tu víctima inocente, juez malvado y desalmado!”.

Fe más fuerte que los tormentos

Ágata volvió a la cárcel y llegó allí, de pie, con los brazos abiertos, rezó a Dios en estos términos: “Señor, que desde pequeña me protegiste, extinguiste en mí el amor del mundo y me diste la gracia de sufrir el martirio. Escucha las oraciones de tu fiel servidora y acepta mi alma”. Santa Ágata creía que la muerte sería un final feliz para sus torturas.

Los verdugos tuvieron cuidado de no dejarla morir y llevaron su cuerpo destrozado a la celda mientras ella rezaba por la libertad. En ese mismo momento, un terremoto sacudió la prisión y ella murió. Dios escuchó la voz de su hija y la recibió en su gloria en el año 252.

Santa Ágata detiene la erupción del volcán Etna

Un año después de la muerte de Santa Agata, la ciudad de Catania vio con terror la erupción del volcán Etna. El pueblo, en su indecible aflicción, al ver las incandescentes ondas de lava que amenazaban la ciudad, corrió hacia la tumba de la Santa, tomó el velo que le cubría el rostro y lo extendió contra el torrente de fuego. Inmediatamente el peligro desapareció.

Por este hecho, Santa Ágata es la patrona de Catania, siendo invocada contra terremotos, erupciones e incendios. Su tumba está en Catania, Sicilia y su velo está en un santuario en la Catedral de Florencia.

Panes de Santa Ágata

Una santa que resiste tales torturas es muy venerada y la ubicación de su tumba es un lugar sagrado para los cristianos. Aparecieron pinturas de Santa Ágata portando sus pechos cortados en un plato, se confundieron con pan y esto dio lugar a la práctica del “pan de Santa Ágata”, que se distribuye el día santo para combatir una gran variedad de enfermedades y desgracias.

En el arte litúrgico de la Iglesia se la muestra como mártir con una palma y dos pechos en un plato o, a veces, con los pechos en dos abrazaderas o coronada con palmas. Está representada en el mosaico de Santo Apolinário Nuevo, en Ravenna, Italia y en otro mosaico, mostrando su martirio por Sebastián del Piombo, en el Palacio del Pitti en Florencia, Italia.

Las reliquias de Santa Ágata

Las reliquias de Santa Ágata fueron llevadas a Constantinopla en 1040 por un general bizantino. En 1126, dos soldados (quizás franceses), Giliberto y Goselino, robaron los restos de Ágata, que fueron entregados al obispo Mauricio en el castillo de Aci. El 17 de agosto de 1126, las “reliquias” regresaron a la Catedral de Catania, donde permanecen hoy en nueve relicarios. (EPC)

Redacción (05/02/2021 11:27, Gaudium Press)

 

¡Recárgate de optimismo!

“Te recuerdo que avives el don de Dios que recibiste por la imposición de mis manos. Porque el Espíritu que Dios nos ha dado no es un espíritu de cobardía, sino de fortaleza, amor y templanza” (2 Tim 1, 6-7).

Al empezar el año nuestros amigos de Hozana están con esa piadosa iniciativa

¡Salve María!
Al empezar el año nuestros amigos de Ozana están con esa piadosa iniciativa:
¡El nuevo retiro espiritual en línea para comenzar MUY BIEN el año!
Del 20 al 31 de enero, Hozana, lanza 1​ 2 días de meditación para jóvenes y adultos​ ​¿​ El objetivo?​ ​¡Dar herramientas a los participantes​ para proyectar el año que llega con una buena dosis de optimismo​!
¡Únete desde tu teléfono, tableta o computador!

Invitación de la Sagrada Familia para la Navidad

Si podemos o no reunirnos con nuestros seres queridos este año, no pasaremos la Navidad solos. Si decidimos pasarla en el establo de Belén, ¡habrá un lugar para todos!
Todos nosotros estamos invitados por la Sagrada Familia a experimentar este momento de alegría y paz junto con ellos.

¡Confinados…pero bien acompañados!

Desde hace algunas semanas, e incluso meses, nuestros horarios han cambiado, nuestras actividades han sido suspendidas, se ha puesto de moda el teletrabajo, hay menos viajes y salidas… ¡Es inevitable! nuestros hábitos se han visto afectados por el confinamiento, sin embargo, ¡podríamos aprovechar esta ocasión para instaurar unos nuevos!… Por ejemplo, ¿por qué no le damos un poco más de espacio a la oración en nuestras vidas?

Si ustedes permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran y lo obtendrán.”

Juan 15:17

A continuación, te ofrecemos algunas sugerencias para instaurar una rutina nueva y sencilla:

  • Un “café con Dios”: empieza el día acercándote al Padre, con un poco de tiempo de oración. Se trata de un momento sencillo y acogedor, en el que saludamos al Señor y le ofrecemos nuestro día mediante una corta oración.

  • Algunas “pausas con el Aliento de Vida” durante el día: aparta dos o tres momentos de la jornada para agradecer a Dios por sus beneficios, para presentarle acción de gracias. Esto nos ayudará a ver lo que es bello y bueno en nuestras vidas, a pesar de los tiempos difíciles que vivimos, en los cuales también puede ser difícil mantener la esperanza.

  • Un almuerzo con el Señor: antes de comenzar a comer, y sin importar si lo haces solo o en compañía, pídele a Dios -a través de la bendición- que bendiga y alimente a aquellos que tienen hambre.

  • Un tiempo para la Palabra: es importante sacar un poco de tiempo al día para meditar en la Palabra de Dios, ya sea leyendo el Evangelio del día o guardando un versículo en nuestro corazón. “Espera en el Señor y sé fuerte; ten valor y espera en el Señor.” (Salmo 27:14), “Y yo estaré siempre con ustedes hasta el fin del mundo.” (Mateo 28:20).

  • Un momento de compartir para mis hermanos: podemos llevar en nuestras oraciones los sufrimientos de nuestros hermanos durante este período de pandemia, a través de meditaciones sobre la sanación interior. Además, podemos presentar en nuestras oraciones a todos aquellos que sufren económica y psicológicamente durante esta época.

Una Navidad diferente

Todo el mundo habla de que esta Navidad será diferente, pero muchos lo dicen porque no podrán reunirse, celebrar fiestas, realizar compras, o hacer lo mismo que hacían todos los años.

Sin embargo, esta Navidad puede ser diferente para nosotros por otros motivos. Es verdad que no ha sido un año como los demás. Este año de pandemia nos ha enseñado muchas cosas, entre otras, nuestra fragilidad, nuestra pobreza, nuestra dependencia de Dios.

Y ese aprendizaje es bueno porque nos ayuda a descubrir donde debería estar puesta nuestra esperanza y nuestra confianza, solamente en Dios. En ese Dios que se hizo Niño en Navidad, un niño con fragilidades y pobrezas como nosotros. Con hambre, frío y sueño.

¿Y sus padres? Fuera de su hogar, buscando un sitio donde dar a luz al Creador del Universo, con dudas, con miedos, igual que nosotros, con dolor, pero con esperanza en el Salvador que iba a venir.

Entonces, ¿qué tiene esta Navidad de distinta a las demás? Se parece bastante a la de Jesús. Con pobreza, con imprevistos, tal vez lejos del hogar, con incertidumbre. Jesús se hizo hombre y padeció lo mismo que nosotros, ¿quién sino ese Niño luego hecho Hombre nos comprende en nuestra Navidad, en su Navidad?

Esta es una Navidad diferente y puede ser la mejor Navidad de tu vida, si te sirve para buscar al Salvador, al Redentor del mundo. Le encontrarás en las pequeñas circunstancias de tu vida, en tus dificultades, en tus soledades y también en tus alegrías. Nunca estás solo porque ese Niño está junto a su Padre y el Espíritu Santo habitando en ti, por lo que estas Navidades las pasarás en familia, ¡qué mejor familia que la que habita en tu corazón y de la que formas parte!

Para que esta Navidad sea la mejor, entra en tu interior, recógete, dedica todos los días a estar un rato de oración, participa en los sacramentos. Vive una Navidad donde el Niño nazca en tu corazón. Que esta Navidad nos haga de verdad valorar la vida de todo ser humano, nuestra propia vida, el don de la vida.

Lee algún libro espiritual y participa en alguna comunidad espiritual de Hozana que te ayude. Dale calor al Niño y déjate calentar por su Amor que es el Espíritu Santo.

Y que estemos alegres porque como decía San León Magno en uno de sus sermones navideños:

Hoy, queridos hermanos, ha nacido nuestro Salvador; alegrémonos. No puede haber lugar para la tristeza, cuando acaba de nacer la vida; la misma que acaba con el temor de la mortalidad, y nos infunde la alegría de la eternidad prometida.”

Vive una Navidad diferente y compártela con tus seres queridos, esta Navidad puede cambiar tu interior, puede cambiar el mundo.

¡Feliz Navidad!
María Jesús Esteban, por Hozana