Pequeños héroes de la Eucaristía

En cuanto los ladrones desaparecieron, Beatriz corrió a contárselo todo a sus primos. Por la mente de aquellos niños sólo pasaba la idea de defender a Nuestro Señor Jesucristo…

Una luz salvadora…

Parado en la oscuridad y sin saber qué hacer ni qué camino tomar, Peter se acordó de rezar las tres avemarías de la promesa que hizo en su infancia. ¡Cuánta nostalgia sentía de aquella época!

¿Debemos juzgar por las apariencias?

Los verdugos lo colgaron de la cuerda y se quedaron a la espera de su muerte. Muchos de los asistentes se alegraban, pues por fin ese jorobado tan desagradable no volvería a molestarles. Pero el tiempo pasaba y el reo no moría…