Si podemos o no reunirnos con nuestros seres queridos este año, no pasaremos la Navidad solos. Si decidimos pasarla en el establo de Belén, ¡habrá un lugar para todos!

Todos nosotros estamos invitados por la Sagrada Familia a experimentar este momento de alegría y paz junto con ellos.

La víspera del 24 de diciembre: volvamos a encontrarnos en el esperanzador silencio del pesebre. Compartamos con María y José la alegre espera que precede al nacimiento del niño. Acompañémoslos con nuestras oraciones y pidámosles que recen por nosotros, por nuestras intenciones y por todo lo que llevamos en el corazón, con una Consagración a San José, o comenzando una novena por las familias.

El día de Navidad: ¡estamos invitados a la gran fiesta que une el Cielo y la Tierra! ¡Celebremos el nacimiento de Jesús y sintamos la alegría, viviendo este tiempo fraternal en la unión de la oración y del espíritu!

  • Son los ángeles que vinieron a anunciarnos este nacimiento y vienen a unirse a nosotros donde estamos. Con los ángeles, en este día, recemos y cantemos el Gloria. Y enviemos a cada uno de nuestros ángeles a formar un coro celestial para la gloria del Salvador.
  • ¡Llenemos nuestras vasijas con bendiciones y distribuyámoslas como regalos a los que están cerca y a los que están lejos, para el mundo y para todos los hombres!

¡Feliz Navidad en Belén y nos vemos pronto alrededor del Niño Dios!