El III domingo de adviento, domingo de Gaudete, realizamos en la Basílica de Nuestra Sra. del Pilar, en Zaragoza, la ya tradicional Misa de acción de gracias y ofrenda floral a Nuestra Madre. Al finalizar el año, los Heraldos, gratos con Aquella que nos protege y acompaña siempre, testimoniamos nuestra gratitud y cariño por todos los dones y beneficios espirituales y materiales recibidos del Buen Dios.

Siendo este un año difícil y cargado de pruebas debido a la pandemia que nos acompaña, motivo de numerosos fallecimientos de amigos y conocidos, y habiéndonos afectado muy de cerca con la partida a la eternidad de dos hermanos nuestros: nuestro querido y añorado P. Pedro Paulo de Figueiredo, después de más de 50 años de incansable trabajo en España, siendo el fundador de los Heraldos en Europa y persona querida y venerada por quienes lo conocieron, entregó en la paz del Señor su alma a quien tanto amaba y por quien entregó su vida; y del Hno. Marcelo que también ha sido llamado a la casa del Padre. 

Con la participación de la rama masculina, femenina y de los terciarios, los Heraldos se postran una vez más ante nuestra Madre del Pilar, invocando su protección y las fuerzas necesarias para seguir en este camino de la Santidad, del apostolado y del deseo de transformar la sociedad en un fiel reflejo del amor de Dios para con los hombres. 

Sea este nuestro filial homenaje a esta Buena Madre que siempre vela por esta obra de los Heraldos en el mundo entero y, particularmente, en nuestra querida España.