San José, ¡el victorioso!

La niña rezaba todos los días, creyendo que San José enseguida la curaría. No obstante, los años pasaban y continuaba ciega. ¿Sería que la promesa no se cumpliría?

Una vieja alforja

Marta y Joaquín salieron en busca de alimentos para sus hijos. Mientras tanto, María reunió a sus hermanitos y empezaron a rezar…

La respuesta de San José

Llegó sofocada por la carrera y ató con mucho cuidado una nota en la patita de su paloma. Echándola al aire, se quedó esperando con confianza la respuesta del Santo Patriarca.